Las redes sociales son importantes en cualquier estrategia de marketing y de comunicación digital por dos motivos fundamentales. Por un lado, permiten que nuestra marca se posicione de forma orgánica en buscadores. Además, nos otorgan «awareness» (notoriedad) para dar a conocer nuestros servicios, nuestro producto o para hacer llegar cualquier información sin realizar una gran inversión económica.
Para que las redes sociales resulten eficaces, se debe tener muy claro cuál es el objetivo de nuestra marca. Hay que definir también el target. Si no tenemos claro cuál es nuestro público objetivo no podremos lanzar el mensaje adecuado. Se debe prestar atención también a otro aspecto crucial. Debemos definir un plan estratégico editorial para delimitar en qué redes sociales vamos a estar presentes y cuáles vamos a descartar y con qué continuidad. De este modo, ahorraremos tiempo y recursos.
Como en cualquier plan de marketing y comunicación digital se tienen que medir los resultados obtenidos para optimizar la estrategia llevada a cabo y mejorar aquellos aspectos que nos permitan alcanzar nuestros ojbetivos.
¿Qué pasaría si clicáramos en el enlace de Obama en la web de la casa blanca y aparecieran los perfiles de Raúl Castro o Vladimir Putin o fuéramos a parar a un e-commerce de helados?
Ese es uno de los problemas que queremos evitar. Una landing page es un site o microsite que tiene como objetivo la conversión: conseguir leads (registros), u ofrecer un producto, un servicio o una información concreta tras clicar en un banner o en un enlace. Como su nombre indica se trata de la página de aterrizaje a la que llega el usuario. Una landing page es la tierra prometida. Es una promesa que le hacemos al usuario de que lo vamos a llevar al paraíso, a la tierra prometida.
Tenemos que poner mucha atención en cómo se enlaza con la landing page. Muchas veces se trata de un site muy costoso en el que se ha invertido mucho tiempo y dinero. Además, no queremos perder ni usuarios ni posibles clientes.
Resulta vital que los usuarios cuando cliqueen para acceder a la landing lleguen hasta allí, hasta la tierra prometida y no los traslade a otro lugar porque entonces tendremos muchos problemas.
Atraer tráfico de calidad a nuestra web es complicado, pero se puede conseguir. Para evitar el síndrome de la isla desierta y conseguir que un buen número de usuarios visite nuestro site, más allá de la familia directa, se pueden seguir los pasos de siempre.
Habitualmente se suelen aplicar técnicas SEO que dan muy buenos resultados. Además, se suele tener un sitio web diseñado por un gran desarrollador y se cumple con las especificaciones para que sea responsive y Google no nos penalice. Ya puestos, debemos sorprender a nuestros visitantes con una experiencia de usuario, eficaz e increíble. También hay que desarrollar una buena estrategia de Social Media para darnos a conocer en el ámbito online. Y lo mejor, para tener muchísimas visitas y no fidelizar, consiste en invertir en costosas campañas SEM. Nos aportan muchos usuarios, por supuesto, pero, probablemente, la tasa de rebote sea del 100% y el tiempo de duración de la visita no llegue ni a los dos segundos.
Estos pasos ya los conocemos… Ahora bien, si queremos atraer tráfico de calidad tenemos que seguir tres sencillas normas que nos permitirán lograr nuestra meta.
1. Determinar nuestro target, centrándonos en las comunidades y los territorios más relevantes para nosotros, y delimitar el objetivo de la web: conversión, consecución de leads o información.
2. Crear un plan editorial de contenidos a doce meses vista, especificando qué vamos a publicar y con qué regularidad (notas de prensa, posts, vídeos, infografías, whitepapers, presentaciones). Esto debe ser así, sencillamente, PORQUE el contenido sigue siendo el rey y resulta DETERMINANTE a la hora de atraer tráfico de calidad a la web.
3. MEDIR, MEDIR, MEDIR para observar lo que funciona y optimizarlo.
Mientras la más que desafortunada expresión #CompiYogui, acuñada por la reina Letizia, se transforma en trending topic, se gesta una de las crisis de reputación (online y offline) más importantes de los últimos años. Cuando parecía que la Casa Real se recuperaba de sus problemas de reputación, se ha vuelto a derrumbar. La publicación hoy por parte de http://www.eldiario.es de los mensajes de apoyo de los reyes Felipe y Letizia al yerno de Villar Mir, López Madrid, cuando estalló el escándalo de las tarjetas black en 2013, ha echado por tierra el trabajo realizado hasta ahora. Este hecho tiene repercusiones de alcance político, social y económico, en un contexto de crisis muy desfavorable para amplias capas de la población. Actualmente, López Madrid también es investigado por financiar ilegalmente al PP. Se pone de manifiesto la interrelación y las sinergias entre personalidades del ámbito público, pero de forma poco transparente.
Se trata de un ejemplo muy claro de crisis de reputación online, como réplica sísmica de un epicentro mucho más grave en el entorno offline o, más bien, destinado al estricto ámbito privado.
Gestión de la Reputación Online y Casa Real
Este caso es perfecto porque demuestra las contundentes derivadas y la repercusión que provoca una situación de estas características.
La Casa Real ha reaccionado de forma muy tibia y no ha emitido ningún comunicado al respecto, hasta el momento. Únicamente, se ha pronunciado sin confirmar ni desmentir la información, como respuesta a la petición de www.eldiario.es . Dentro de una estrategia de gestión de crisis de la reputación de su Majestad la Reina Letizia y de la propia institución han conseguido que los principales medios de comunicación no hayan publicado esta información. Esto se ha dado en los medios tradicionales, principalmente, en la prensa y la televisión. Es cierto que el avui sí ha publicado un teletipo de la Agència Catalana de Notícies con todos los detalles.
Más allá de este caso obvio de crisis de reputación online, se podría ilustrar, como hago en el vídeo con el ejemplo de otro personaje público encuadrado en la categoría “celebrity”, como es Kiko Rivera. Aunque el hashtag #CompiYogui quedará como una etiqueta devastadora, se pueden dar otras circunstancias. Si alguien subiera un vídeo de Kiko Rivera en una situación comprometida a las redes se convertiría en viral rápidamente.
Estaríamos ante una crisis de reputación online. Sin embargo, ante este tipo de situaciones hay que plantearse dos líneas de actuación. En primer lugar se tienen que monitorizar las redes para saber en qué territorio se produce el ruido, en qué comunidad y analizarlo.
Por otro lado, probablemente nos daremos cuenta de una cosa: en muchos casos una crisis de reputación online es una réplica con el epicentro en el offline. Por lo tanto, tendremos que desplegar una estrategia de relaciones públicas tradicional para apagar el fuego en el offline. En definitiva, una crisis de reputación suele tener dos frentes muy bien definidos y conectados entre sí y hay que tenerlos controlados. La gestión de la comunicación tradicional será imprescindible también para solventar una crisis de reputación online.
La crisis de reputación online es, al fin y al cabo, una crisis de reputación “stricto sensu”. Esta característica no se debe obviar nunca. En algunas ocasiones la rapidez de las redes sociales provoca una falta de atención sobre la comunicación y la reputación offline, tradicional. En este sentido, resulta imprescindible dar importancia a este otro elemento. La relación es directa y no puede dejarse de lado.
Esta gente de Iredes me presiona, como youtuber de éxito en el que me he convertido gracias a todos vosotros, me han pedido que les eche una mano para atraer tráfico a la web, generar leads, engagement, y para recordaros que todavía podéis participar en Iredes, entre el 3 y 4 de marzo, a través de perfil de twitter @iredesburgos y el hashtag #iredes para conocer las últimas tendencias, en Social Media, comunicación, marketing digital, innovación, transformación digital.
En muchas ocasiones os habréis preguntado qué es el Owned Media, Earned Media y Paid Media. Lo cierto es que cualquier estrategia de comunicación online y offline y de marketing digital tiene que tener en cuenta estas definiciones.
La primera vez que me hablaron de SEO pensé en la Sociedad Española de Ornitología. Es natural. Ahora se trata de un término bastante común, pero tan sólo hace diez años resultaba un concepto bastante desconocido. Hay que tener en cuenta que por aquel entonces Blackberry abría brecha con sus smartphones. Eso permitió dejar de llamar a la gente para decirle que tenía un correo y que enviara una respuesta con el portátil. Hace diez años, Twitter abría tímidamente los ojos en España (plataforma de microblogging lo denominaban los eruditos). Y, hace diez años, el SEM salía a la luz. Hoy todos somos fotógrafos con cuenta en Instagram, Twitter muere, el SEO también, Snapchat arrasa, nuestras madres usan Facebook y sólo algunos lo confunden con una bebida isotónica.
¿Qué hubiera ocurrido si Mariano Rajoy hubiese sacado un vídeo titulado la mirada acero azul de Mariano RAjoy para contestar la falsa llamada de Carles Puigdemont?
Probablemente lo habría petado en redes sociales y en buscadores. Bien, sin llegar a esos extremos, para posicionar cualquier contenido adecuadamente en Google y conseguir una buena reputación online podemos llevar a cabo tres acciones:
Realizar una auditoría SEO para saber dónde nos encontramos en la página de busquedas de Google, o de cualquier otro buscador.
En función de los resultados, idearemos un plan de contenidos, en el que podéis incluir vídeos.
Medir, medir y medir. La analítica resulta fundamental, así que habrá que medir todos los datos que se obtengan.
“El cambio es ley de vida. Cualquiera que sólo mire al pasado o al presente se perderá el futuro”. Estas palabras de John Fitzgerald Kennedy encierran algunas claves y Mariano Rajoy no las ha sabido ver. Se ha descolgado de su futuro y de su reputación.
Es cierto que JFK no era exactamente un dechado de virtudes. Más bien se trataba de un presidente vulnerable y con múltiples adicciones, politoxicómano por prescripción facultativa y pendenciero titulado, que desde su singular mezcla de flaquezas tuvo aciertos. Su mayor logro consistió en crear su propio mito, en potenciar la inquebrantable solidez de su marca pública y personal hasta lo más alto. Y lo consiguió con la ayuda de un gran profesional, su fotógrafo personal Jaques Lowe. Este hombre creó, forjó y proyectó al mundo un icono que sólo cincuenta años después de la muerte del presidente americano ha sufrido algunos rasguños.
Rajoy podría haber hecho lo mismo, pero no ha querido.
